domingo, 13 de febrero de 2011

EDUCAR













TÚ ERES MAESTRO




Si tu corazón late más aprisa

viendo a tus alumnos,

si cada persona es para ti un

ser que se debe cultivar

si cada hora de clase se ha

escapado aprisa,

si quieres más tu trabajo

cada año que pasa,

si las dificultades inevitables

te encuentran sonriente,

si los padres y los niños

dicen que eres amable ,

si tu justicia sabe revestirse

de amor,

si combates al mal

pero no al pecador,

si sabiendo tantas cosas

no te crees sabio,

si sabes volver a estudiar

lo que creías saber,

si en lugar de interrogar sabes,

sobre todo, responder,

si sabes ser niño

permaneciendo maestro,

si ante la belleza sabes

sorprenderte,

si tu vida es lección y tu

palabra silencio,

si tus alumnos saben

semejarse a ti, entonces...



TÚ ERES MAESTRO




EDUCAR






EDUCAR


Educar es lo mismo

que poner motor a una barca...

hay que medir, pesar, equilibar...

... y poner todo en marcha.




Para eso,

uno tiene que llevar en el alma

un poco de marino...

un poco de pirata...

un poco de poeta...

y un kilo y medio

de paciencia concentrada.




Pero es consolador soñar

mientras uno trabaja,

que ese barco, ese niño,

irá muy lejos por el agua.




Soñar que ese navío

llevará nuestra carga de palabras

hacia puertos distantes,

hacia islas lejanas.




Soñar que cuando un día

este durmiendo nuestra propia barca,

en barcos nuevos seguirá,

nuestra bandera enarbolada.




(Grabiel Celaya)




"... en cuanto educadores no nos queda más remedio que ser optimistas,¡ay!, Y es que la enseñanza presupone el optimismo tal como la natación exige un medio líquido para ejercitarse. Quien no quiera mojarse, debe abandonar la natación; quien sienta repugnancia ante el optimismoque deje la enseñanza y que no pretenda en pensar en que consiste la educación. Porque educar es creer en la perfectibilidad humana, en la capacidad innata de aprender y en el deseo que le anima, en que hay cosas que pueden ser sabidas y merecen serlo, en que los hombres podemos mejorarnos unos a otros por medio del conocimiento. De todas estas creencias optimistas puede uno muy bien descreer en privado, pero en cuanto intenta educar o entender en que consiste la educación no queda más remedio que aceptarlas. Con verdadero pesimismo puede escribirse contra la educación, pero el optimismo es imprescindible para estudiarla... y para ejercerla. Los pesimistas pueden ser buenos domadores pero no buenos maestros..."




(El valor de educar de FERNANDO SAVATER)

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